Okja.
Okja (2017), es una película dirigida por Joon-ho Bong, en la que se intenta reflejar las dos caras del trato que tienen los seres humanos hacia los animales: por un lado se muestra el amor incondicional y por otro el constante abuso.
Mija (An Seo Hyun), es una chica que vive con su abuelo y con su mejor amiga Okja, una supercerda, en una montaña en Corea del Sur. La armonía de la relación de estos seres vivos se interrumpe cuando la organización Mirando llega para reclamar a su mejor supercerda y llevársela de vuelta a Nueva York, ya que después de 10 años esperando ver el desarrollo de estos animales transgénicos, desean exhibir a su mejor espécimen para ser aclamados por el público y conseguir que compren la carne de estos animales. Cuando ellos se aparecen en la montaña, Mija no sabe que llegan para llevarse a Okja, y cuando ve que ya no está, emprende la búsqueda de su mejor amiga.
En su trayectoria se presentan distintas adversidades e incluso malentendidos con el Frente de Liberación Animal (FLA), que procuran ayudarla y aunque en un principio no logran hacerlo (ya que uno de los integrantes traduce mal a propósito la respuesta de Mija), logran ayudarla a disolver este problema.
El principal propósito de la película es generar una conciencia social en este aspecto o mínimo hacer que nos sintamos conmovidos por todo lo que les sucede a los animales, ya que para llevarnos un pedazo de carne a la boca ignoramos el hecho de que ellos también sufren el camino al matadero. La historia se presenta de una manera conmovedora especialmente por el cariño mutuo que existe entre Mija y Okja, y de cómo los animales, especialmente los de mayor consumo, no deben ser visualizados solamente como nuestra comida sino como un ser al que podemos encontrarnos completamente arraigados emocionalmente.
Mija (An Seo Hyun), es una chica que vive con su abuelo y con su mejor amiga Okja, una supercerda, en una montaña en Corea del Sur. La armonía de la relación de estos seres vivos se interrumpe cuando la organización Mirando llega para reclamar a su mejor supercerda y llevársela de vuelta a Nueva York, ya que después de 10 años esperando ver el desarrollo de estos animales transgénicos, desean exhibir a su mejor espécimen para ser aclamados por el público y conseguir que compren la carne de estos animales. Cuando ellos se aparecen en la montaña, Mija no sabe que llegan para llevarse a Okja, y cuando ve que ya no está, emprende la búsqueda de su mejor amiga.
En su trayectoria se presentan distintas adversidades e incluso malentendidos con el Frente de Liberación Animal (FLA), que procuran ayudarla y aunque en un principio no logran hacerlo (ya que uno de los integrantes traduce mal a propósito la respuesta de Mija), logran ayudarla a disolver este problema.
El principal propósito de la película es generar una conciencia social en este aspecto o mínimo hacer que nos sintamos conmovidos por todo lo que les sucede a los animales, ya que para llevarnos un pedazo de carne a la boca ignoramos el hecho de que ellos también sufren el camino al matadero. La historia se presenta de una manera conmovedora especialmente por el cariño mutuo que existe entre Mija y Okja, y de cómo los animales, especialmente los de mayor consumo, no deben ser visualizados solamente como nuestra comida sino como un ser al que podemos encontrarnos completamente arraigados emocionalmente.

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